Priorizar el cuidado personal y tener un estilo de vida saludable, impacta positivamente en el mantenimiento de la salud física, mental y emocional.
El mundo moderno demanda ser productivos en todo momento, esta condición se ha ido normalizado y vivir con estrés y cansancio pareciera lo correcto. Las largas jornadas laborales, el aumento de quehaceres y pocos espacios de descanso y diversión son el día a día de la sociedad actual.
Sin embargo, aunque parezca contradictorio se es productivo a través del cuidado personal. Tener un estilo de vida saludable, en todos los sentidos, permite tener un desarrollo completo como seres humanos y hacer cada actividad con mayor placer y calidad.
Todas las prácticas y hábitos libres de tóxicos, que lleven a mejorar y conservar la salud física, mental y emocional, son parte del cuidado personal.
Existe evidencia clínica de que tener una rutina de autocuidado apoya en la reducción y eliminación de la ansiedad, la depresión, el estrés, mejora la concentración, minimiza la frustración y el enojo, aumenta la sensación de felicidad y mejora la energía. Además, el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, infartos y cáncer, se reduce.
¿Cómo cultivar tu cuidado personal?
La salud y calidad de vida de cualquier persona, depende de los cuidados que se brinde a sí misma, y de los hábitos que vaya creando en el día a día.
La Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones en México, promueve algunas medidas de autocuidado básicas, destacan la alimentación saludable, la higiene y la actividad física para un bienestar integral.
Una dieta correcta y saludable contribuye a disminuir y controlar las diferentes formas de mala nutrición, ya sea por exceso o deficiencia.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT)3 2020, muestra que desde hace varias décadas en México prevalecen el sobrepeso y la obesidad en distintos grupos de edad.
En general, la dieta mexicana se caracteriza por un bajo consumo de alimentos como frutas, verduras, cereales, leguminosas, agua natural, huevo y lácteos. Y por un elevado consumo de productos no recomendados para la ingesta diaria como los alimentos procesados, envasados, refrescos, frituras y azúcares.
México es de los países con mayor consumo de bebidas azucaradas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado el incremento de esta práctica en toda Latinoamérica.
Es recomendable preparar los alimentos en casa y dotar al cuerpo de una dieta rica en fibra y vegetales, libre de tóxicos, lo más diversa posible en texturas, colores, sabores, así como alimentos frescos, más orgánicos y beber agua natural.
Reducir o eliminar son acciones clave para desestimar aquellos alimentos procesados, bañados en aceites vegetales, con conservadores, colorantes artificiales y los embutidos, además de las sustancias psicotrópicas y el tabaco.
Mover cuerpo y mente
La actividad física constante fortalece los huesos, los pulmones, el corazón, tonifica los músculos y mejora la vitalidad. Disminuye la probabilidad de desarrollar obesidad, presión arterial, osteoporosis y depresión.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018, publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), refiere que algunas enfermedades degenerativas son consecuencia de un estilo de vida deficiente. Como la diabetes mellitus que, hasta la fecha de la encuesta, la padecían 8 millones de personas en México.
Según las Directrices de la OMS sobre actividad física y comportamientos sedentarios, una persona adulta es inactiva si realiza menos de 150 minutos de actividad física moderada a la semana. En el caso de niños y adolescentes, se considera que viven en inactividad si realizan menos de 60 minutos al día de actividad física.
Se sabe que la inactividad física o sedentarismo es el cuarto factor de riesgo de mortalidad más importante en el mundo, solo por detrás de la hipertensión, el consumo de tabaco y la hiperglucemia.
El cuerpo humano no está hecho para vivir sin movimiento, necesita actividad que favorezca a su bienestar metabólico, inmune, mental y emocional.
Pequeñas acciones en el día pueden hacer la diferencia en la actividad física. Privilegiar el uso de las escaleras convencionales sobre los ascensores, abandonar el transporte y caminar o andar en bicicleta, incluso efectuar labores del hogar que requieran esfuerzo físico, aportan a un mejor estado físico.
Practicar algún deporte o actividad como caminatas, artes marciales, nadar, jugar básquetbol o fútbol, hacer yoga o pilates, o bien una rutina de ejercicios en casa, contribuyen a un estilo de vida saludable en el que la salud, flexibilidad, fuerza y resistencia están presentes.
Es importante tomar en cuenta que millones de gérmenes, virus y bacterias están en contacto directo con el ser humano todos los días. Tener buenos hábitos de higiene previene enfermedades y promueve una sensación de bienestar.
Construir una rutina de aseo es recomendable, el baño diario, cepillado de dientes y lavado de manos, son actividades imprescindibles que tienen un mejor resultado si se realizan con productos naturales, libres de tóxicos. Así como mantener casas y espacios laborales limpios y ordenados; y lavar bien frutas y verduras.
La importancia de dormir profundo
Dormir es fundamental para mantener la salud y ralentizar el envejecimiento. Es importante destacar que no es lo mismo dormir que descansar. Muchas personas amanecen cansadas y no consiguen un sueño reparador y profundo.
La mala calidad del sueño se caracteriza por tardar en dormir o no lograr dormir durante la noche, despertar repetidamente, abrir los ojos más temprano de lo pensado, o dormir varias horas pero sin sentir descanso.
Lograr el descanso e higiene del sueño para alcanzar un sueño profundo y reparador, requiere de una preparación previa:
- Mantener un horario regular para dormir y para despertar.
- Cenar ligero, al menos 2 o 3 horas antes de ir a la cama.
- Evitar alimentos azucardos o grasosos.
- No consumir bebidas estimulantes como café o bebidas energéticas, después de las 6 de la tarde.
- Apagar los dispositivos electrónicos al menos 30 o 60 minutos antes de dormir.
- Apagar el wifi y el teléfono celular.
- Mantener la habitación oscura y silenciosa. Si es necesario, se puede utilizar un antifaz especial para dormir.
- Utilizar aceites esenciales en la funda de la almohada o en un difusor. Pueden usarse aromas como lavanda, cedro, bergamota, naranja, melisa, manzanilla, incienso, rosas.
- Escuchar música relajante a bajo volumen.
- Hacer ejercicios de respiración, atención plena, meditar u orar.
Aunque hay generalidades para el cuidado personal, un estilo de vida saludable también conlleva el efectuar una revisión médica de forma periódica que dará luz sobre el estado y bienestar integral de la persona.
Sumar actividades como el aprender algo nuevo, hacer nuevos amigos, comer con la familia, ir al cine, visitar la casa de los mayores, abrazar a quienes se ama, bailar, cantar o leer, marca directamente en la calidad de vida.
El cuidado personal no es una moda, no es una obligación. Se trata de un acto de amor propio que permite desarrollar buenos hábitos en todos los ámbitos y conduce a tener una vida más plena y armoniosa, a mejorar y mantener la tranquilidad, la felicidad genuina y la salud física, mental y emocional.