La relación entre la salud física y mental es profunda y bidireccional, lo que significa que ambos aspectos influyen directamente en el bienestar del individuo.
La relación entre la salud física y mental es profunda e interdependiente. Ambas están vinculadas de manera compleja y se afectan mutuamente, lo que significa que el bienestar de una puede influir directamente en la otra.
Es así como la salud integral analiza todos los factores que afectan su bienestar, es por ello que “enfatiza la restauración de la salud, la promoción de la resiliencia y la prevención de enfermedades”, indican los National Institutes Of Health de Estados Unidos.
Desde el punto de vista de los profesionales médicos, la salud integral posee un enfoque multidisciplinar que aborda sus componentes fundamentales: salud física, salud mental y salud social.
Son diversas las enfermedades físicas que tienen entre sus componentes multifactoriales el equilibrio emocional o mental, lo cual afecta la respuesta inmune, endocrina, digestiva y metabólica.
Durante mucho tiempo, la mente y el cuerpo se han considerado separados al planificar los servicios de salud. En los últimos años, esta postura ha cambiado. Los profesionales de la salud cada vez reconocen más la importancia de tratar tanto la mente como el cuerpo en conjunto. El terapia de enfermedades debe ser integral, lo que significa no sólo abordar los síntomas físicos de una enfermedad, sino también cuidar la salud mental de las personas.
A su vez, las personas con una buena salud mental tienden a adoptar hábitos más saludables, como hacer ejercicio regularmente, comer bien y dormir lo suficiente, lo que reduce el riesgo de enfermedades físicas.
De igual forma, cuando se mantiene un estilo de vida físico saludable, es más probable que una persona tenga una mentalidad positiva y resiliente, capaz de enfrentar desafíos emocionales.
El impacto de las emociones negativas en la salud física y mental
El estudio Emociones negativas y su impacto en la salud mental y física, “el miedo, la tristeza, la ira y el asco son estados emocionales que, cuando son intensos y habituales, afectan negativamente la calidad de vida de las personas.
“En consecuencia, las emociones negativas constituyen actualmente uno de los principales factores de riesgo para contraer enfermedades físicas y mentales”. El artículo delimita los conceptos y las características principales de cada emoción.
A su vez, señala que los hallazgos científicos avalan la influencia de las emociones negativas clásicas en el proceso salud-enfermedad. Estos fenómenos psicofisiológicos se han asociado a las enfermedades mentales y físicas como variables influyentes en su inicio, desarrollo y mantenimiento.
De acuerdo al mismo documento, “en la actualidad existe consenso acerca de que los factores psicológicos pueden desempeñar un papel esencial en la historia natural de las enfermedades médicas. Factores como las conductas relacionadas con la salud, nuestros estados psicológicos o emocionales, las características personales y los modos de afrontamiento, han demostrado ser de especial relevancia en este sentido.
“Esta afirmación es coherente con la evidencia científica actual que indica que cualquier trastorno denominado físico u orgánico suele implicar igualmente, y a distintos niveles, alteraciones psicológicas, y viceversa. Entre estos factores psicológicos se encuentran el miedo, la tristeza y la ira como reacciones emocionales negativas, y sus diferentes formas clínicas: la ansiedad, la depresión y la ira persistente”.
En tal sentido, tradicionalmente las teorías del estrés psicosocial se han centrado más en las emociones negativas como la ira, el temor, la ansiedad, la vergüenza, la culpabilidad, la tristeza, la envidia, los celos y el asco, que en las positivas. Hoy en día hay datos suficientes para afirmar que las emociones negativas tienen un efecto negativo sobre la salud. “Así, algunos autores afirman que las emociones positivas potencian la salud, mientras que las emociones negativas tienden a disminuirla”, añade el artículo.

Interacciones entre el cuerpo y la mente según la ciencia
La ciencia argumenta que la mente y el cuerpo tienen una interacción poderosa que ambos pueden afectar a la salud de una persona. “El aparato digestivo está profundamente controlado por la mente (cerebro), y la ansiedad, la depresión y el miedo afectan radicalmente el funcionamiento de dicho sistema.
“El estrés social y psicológico puede desencadenar o agravar una amplia variedad de enfermedades y trastornos, como la hipertensión arterial y la migraña. Sin embargo, la importancia relativa de los factores psicológicos varía ampliamente entre personas diferentes con el mismo trastorno”, advierten los Manuales MERCK en un documento publicado por la doctora Alexandra Villa-Forte, de la Clínica de Cleveland.
La experta también señala que “la medicina de cuerpo y mente se refiere a las técnicas terapéuticas basadas en la teoría de que los factores mentales y emocionales pueden influir en la salud física. Para intentar conservar la salud y prevenir o curar la enfermedad se usan métodos conductuales, psicológicos, sociales y espirituales”.
La interacción entre la mente y el cuerpo es una vía de doble sentido. “No tan solo los factores psicológicos pueden contribuir al inicio o al agravamiento de una amplia variedad de trastornos físicos, sino que también las enfermedades orgánicas pueden afectar a la forma de pensar o al estado anímico”.
El sufrimiento de estados emocionales negativos persistentes puede afectar al funcionamiento del sistema inmunológico, del sistema endocrino metabólico y, en general, de todas las funciones fisiológicas, alertan los autores del mismo documento.
Lo anterior se vería reflejado en: cáncer, trastornos cardiovasculares, infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), trastornos endocrinos, dermatológicos, gastrointestinales, así como enfermedades neurológicas y trastornos respiratorios.
“Así, no sólo existe una influencia de las emociones negativas en el inicio y el curso de estos trastornos, sino que también se reconoce una alta comorbilidad tanto de los trastornos mentales como de las enfermedades médicas con los trastornos ansiosos y depresivos y con la ira y el asco patológico, frecuentemente como consecuencia del padecimiento de ellas”, señala.
La Fundación Clínica Shaigo, en Colombia, indica que "algunas señales de que existe un problema o enfermedad mental, son los cambios en hábitos alimenticios o de sueño. Se suman las distracciones cognitivas, pérdida de la motivación, estrés y aislamiento social.
"Cambios de humor severos que causan problemas en sus relaciones, pensamientos rumiantes de preocupación o tristeza y dolores y molestias inexplicables”.

¿Cómo mantener una buena salud física y mental?
La misma fundación recomienda para una buena salud física y mental, realizar técnicas de autocuidado a nivel físico, cognitivo, emocional y social, así como prevenir el uso de actividades que afecten la salud.
- Hábitos de higiene, alimentación y sueño
- Practicar ejercicio físico
- Revisiones médicas regularmente
- Hacer ejercicios de correcta respiración
- Expresar emociones y establecer límites sanos
- Reconocer emociones y pensamientos
“Establecer estrategias de afrontamiento ante situaciones presentadas, la terapia cognitiva puede ayudar a tener herramientas para hacer cambios, enfrentar y superar las dificultades que tenga.
“Asistir a terapia psicológica (tener una persona capacitada que lo oriente a solucionar problemas como la ansiedad, estrés u otro tipo de enfermedad mental, puede ser de gran ayuda para tener un bienestar no solo mental sino físico)”.
La salud física y mental están profundamente conectadas. Mantener una vida saludable en ambos aspectos es clave para el bienestar general. Practicar ejercicio, llevar una dieta equilibrada, dormir bien y gestionar el estrés son fundamentales para mantener este equilibrio.
